Son
conocidas por todos las desavenencias estéticas de Unamuno con Galdós, hasta el
punto que recién muerto D. Benito en 1920, Unamuno se
dedicó a despotricar contra su
obra, en un acto homenaje.
Dice
Unamuno:
“Galdós
había nacido en la Gran Canaria, y el Atlántico debió de haber brizado los
ensueños de su niñez, pero se fue a Madrid, al centro de la paramera manchega,
y pareció olvidar el ritmo rumoroso de su mar materna. A pesar de sus
temporadas en Santander, no se oye a la mar en sus obras. Su estilo es de
tierra adentro, o, más bien no es de tierra, sino de calle, de calle de cafés y
de redacciones de periódicos. No se oye nunca en su obra el canto del
Atlántico. Ni el de esa mar petrificada, que es la llanada castellana”.
Unamuno, sí que cantó al mar, al Atlántico de
su destierro y al Cantábrico de su nacimiento. En Salamanca no olvidó cantar al
mar.
Era
impensable para él, que una persona que hubiera nacido en un lugar de mar, no lo tuviera presente en su obra.
En el
exilio, Unamuno releyó a Galdós y se reconcilió con su obra.
Dice así :
… en aquellas mañanas de Fuerteventura,
cuando en la azotea de la mansión en que vivía, en Puerto Cabras, me bañaba el
cuerpo desnudo al sol desnudo, frente a la mar consoladora, leía las páginas de
Galdós.
…oía a lo
lejos, por debajo del silencio de las páginas escritas galdosianas, el rumor de
la mar atlántica, el rumor de la mar que lame los bordes del desierto
africano.
…Unamuno, a
partir de esta relectura, se reconcilia con su obra, como indica en el
comentario al soneto XV de “ De Fuerteventura a París “ y en carta a Ramón
Castañeyra del 12 de Abril de 1932.
Pág
244
“ Las
agonías insulares de M de Unamuno”
Curiosamente,
Unamuno y Galdós serán esculpidos por
Victorio Macho y por Pablo Serrano.
Escultura de Benito Pérez Galdós
Victorio Macho, 1922.
Hecha en
piedra caliza y colocada en el muelle de las Palmas, con la intención de que fueran las olas las que modelaran dicha obra.
¡Menos mal que fue salvada a tiempo del
deterioro que el sol y el agua hubieran producido en ella!
Ahora está
en la Casa Museo Pérez Galdós en Las Palmas, a buen recaudo, aunque no se pudo
cumplir con la “romántica y un poco alocada voluntad de su escultor “ pues se
la hubiese comido el mar, como era su deseo.
Dice así:
“ … que la
intemperie y el mar colaboren conmigo; lo que yo no supe hacer, los dedos del
viento lo concluirán, y las sales oceánicas, al roer la piedra, le infundirán
una tristeza que yo no puedo darle. Mi obra nunca estará completamente bien
antes de cien años. Yo la veo vieja, y envuelta en el torbellino de espumas de
un golpe de mar ; yo quiero que los huracanes más fuertes se rompan ululando
contra ella; yo sueño que “ mi Galdós “ llegue a confundirse con el paisaje y
parezca una roca …”
Escultura
de Miguel de Unamuno
Victorio Macho, Hendaya, 1929.
Realizada cuando D. Miguel estaba desterrado allí. Es un busto del escritor en bronce y piedra que se encuentra
en el Palacio de Anaya, sede de la Facultad de Filología donde él fue profesor,
hasta 1934, en que se jubila.
El busto se
le pone en recuerdo de todos los años que impartió clase allí.
Benito
Pérez Galdós
Pablo Serrano, 1969
En la plaza
de ” La Feria”, Las Palmas de Gran Canaria.
Miguel
de Unamuno
Pablo Serrano, 1968
Así define
la escultura la escritora salmantina Carmen Martín Gaite:
“Es como un
aguilucho, sacando la cabeza de la mole de pliegos rígidos y oscuros, veteando
la nada con sus ojos visionarios .
Y hasta
convertido en piedra no puede alejar de sí las obsesiones de la muerte que
ensombrecieron su vida”.
“Rutas de Salamanca en mi recuerdo”, pág 19
Las dos
esculturas realizadas por Pablo Serrano, llevan el signo del escultor, se
parecen en su estilo.
Se pueden
definir ambas, como dos moles abstractas en su conjunto, representando la
realidad de las mismas sus cabezas y algún elemento que caracteriza al
personaje y que le da su identidad. En el caso de Unamuno su postura es la de
caminante pensador, con las manos cogidas atrás, y en Galdós de la mole sobresalen dos grandes manos sujetando el bastón, sobre
el que apoya su cabeza.
Las fechas
de realización de las mismas, Unamuno -1968, Galdós -1969, muestran que el
escultor estuvo trabajando casi a la vez sobre las mismas.
Enhorabuena, Elena, por tu trabajo. Entusiasmo, ilusión y generosidad que todos los que nos asomamos a esta bitácora te agradecemos.
ResponderEliminarPaco Blanco
Muy bueno Elena. Soy paisano tuyo y me da pena que, tras la campaña destructora que hizo Pildain de Galdós, en Canarias no lo leamos tanto. Valoro y he leído la obra literaria de Unamuno. También valoro sus logros como rector y profesor. Lo que nunca entenderé es la egocéntrica falta de humildad que tenía a la hora de hablar de Galdós y de una prosa y producción literaria enormemente superior a la suya en calidad y cantidad. Creo que su manera de retractarse con las críticas hechas a Galdós es demasiado tibia y no deja en muy buen lugar el ego del filósofo.
ResponderEliminarUn saludo y gracias por tu blog.