De la
persona verdaderamente inmortal, de la que ha de ser palabra, frase, estrofa,
del poema de Dios, de la historia humana, no digáis nunca:
“¡Murió!”, cuando
haya muerto, sino decid: “ ¡ Vivió ! ” cuando se muera.
Y el
que vivió, vive y vivirá.
Pág 252
“Las agonías
insulares de Miguel de Unamuno”
Bruno Pérez
Alemán
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