“Agua desnuda”
Fotografías cedidas por Miguel N. Sánchez y Nacho Serrano.
Queridos amigos que me seguís en el blog, hoy os presento una entrada muy especial para mí, pues va dedicada a la poeta Soledad Sánchez Mulas, Poeta ante la Cruz, 2014.
He tenido el honor de estar cerca de ella, dejando que me inundara, en la creación de su poemario: “Agua desnuda”, he de deciros que aún sigo empapada del agua de su mensaje, de la belleza de sus versos, de la calidez de su voz, de su fe, de su alegría.
El acto del “Poeta ante la Cruz” tiene lugar cada domingo de Pasión, desde hace 28 años, en la Catedral de Salamanca.
Su organización corre a cargo de la Real Cofradía Penitencial del Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora, quien convoca anualmente a un poeta ante la imagen del Cristo Crucificado.
Este homenaje poético religioso, supone una singular e interesante manifestación de la Semana Santa salmantina, nació en 1986 y ha seguido una trayectoria lenta pero segura, hasta llegar a lo que en estos momentos este acto significa para la cofradía.
Soledad Sánchez Mulas, nos presenta su poemario con estas palabras:
Agua desnuda encierra un año de silencios, de miradas hacia la Cruz y desde la Cruz. He estado maravillosamente enredada en la armonía del sentimiento sublime y la sencillez de mi vida. La voz de los anteriores poetas a quienes admiro profundamente, me ha alentado cuando fallaba la mía; los ojos de Jesús, vueltos niños en los del Cristo Yacente de la Misericordia y de la Agonía Redentora, han sostenido mi mirada en las sombras.
Y como el agua, que desnuda es océano o lágrima, mi verdad y mi trabajo discurren entre estos versos.
El poeta José Amador Martín, también poeta ante la Cruz, definió la poesía de Soledad como: “Poesía de la sencillez que encuentra su razón de ser en su misma creación. Su poesía es el motor, el sentimiento que aflora por los poros…, que se debe medir o dosificar para no sufrir, aunque a veces es gozo puro, por eso su poesía es la vida o está llena de vida.
…Hay que buscar la claridad y nacer en forma de versos, definir el mundo hecho que nos lleva al éxtasis, con el beso oculto de su silueta, que acompaña nuestro camino, que acaricia nuestro rostro, nuestra frente, nuestros labios. Buscando el no olvido y la liberación de la prosa de la oscuridad.
Dice Soledad:
“En el camino de este Vía Crucis simbólico, el agua se convierte en protagonista de la Pasión de Cristo y de mi querer acompañarle desde el S. XXI con mi palabra”.
Nada más amigos, espero que las palabras y las fotos que acompañan esta entrada, os ayuden a haceros una idea de la emoción vivida por los que asistimos a este precioso acto solemne, en la Capilla de la Catedral Nueva, que será para siempre parte de nuestra vida.
Gracias Soledad por tu sensibilidad poética y por este poemario.
Gracias por lo la huella que ha dejado en mí, sin tú saberlo.
¡Enhorabuena!
Os dejo el poema que cierra “Agua desnuda”, Volver a morir
Es un poema en el que creo que la poeta refleja todo el proceso sufrido o gozado por ella para hacer este poemario: “he aquí mi fruto”, sus dudas “mis manos ¿ han hallado la tinta?” , “ no sé/ si soy pájaro joven o despojo/ si soy luz/ o un reflejo perdido en el envés,” sus sentimientos: Quiero… sentir el tacto de tus dedos de lluvia/ abrir mis labios para besar tu luz,” su fe: ¿mi fe es un huerto triste ?/ ¿ O es lujuria de una fronda infinita? .
Agua limpia
( XV Jesús resucita de la muerte)
Volver a morir(I)
He aquí mi fruto
oculto aún bajo la húmeda tierra.
He aquí mi silencio,
mi incredulidad,
el blanco de mis ojos ante la muerte.
El borde de tu herida
y la tentación oculta de mis dedos.
Y este dolor de ánfora,
y este vértigo de no saberte en las alturas.
Quiero escuchar el canto de la tierra,
oler el aroma de las flores
que rompe la mañana de Pascua,
sentir el tacto de tus dedos de lluvia,
abrir mis labios para besar tu luz.
He aquí mi fruto
encerrado aún en la semilla,
muerto en tu muerte,
sordo.
He aquí mi fruto,
doliendo en el misterio de las sombras.
(II)
Ahora,
Después de la tormenta de dolor,
del ascua que trajo la tarde anaranjada,
de la espina,
de ese pájaro oscuro
que sofoca mi espacio con su batir de alas incesante,
nazco del agua de la muerte,
me nutro en la espuma que desbocan tus labios
cuando estallan seguros, la Palabra.
Mis manos ¿han hallado la tinta?,
¿ fue mi boca capaz
de abrir,
completamente
la boca oculta
que me llaga o me enciende?
Después del no querer, del no saber,
de la ceguera,
del grito entretejido en la carnal substancia de los días,
de mis manos manchadas,
de mis labios partidos,
de mis tardes a oscuras
bajo estos mismos techos,
no sé
si soy pájaro joven o despojo
o un reflejo perdido en el envés.
¿ Mi fe es un huerto triste?
¿ O es lujuria de una fronda infinita?
Mi esperanza es ahora,
es esta tarde,
es el silencio que me empuja,
son sus labios cerrados,
son tus ojos,
son el saber que tú,
y nosotros,
y hoy, somos sombra y futuro,
somos manos,
somos huellas,
somos uno en el uno
y somos agua limpia, todavía,
agua que lava y besa tus costados
y los costados rotos y sangrantes
de esta desvencijada Humanidad.
No sé
si soy,
si somos fuerza suficiente
para arrancarle el canto dulce a Gea.
Si han pasado las sombras.
0 comentarios:
Publicar un comentario