MENUDESPLEGA

domingo, 20 de enero de 2013

Salmantinos de adopción de ayer y de hoy


Salamanca es una ciudad maravillosa, con una vida literaria que podría decirse bastante aceptable.

Hace décadas, tuvieron otros el placer de gozar de la sabiduría de D. Miguel de Unamuno, catedrático de griego, rector de la Universidad y de verle pasear por sus calles. Después se convertiría en leyenda e historia viva de Salamanca.


Se fue D. Miguel y llegaros otros ilustres vecinos, historiadores,  escritores, poetas, con los que nos cruzamos cada poco por las calles y a los que tenemos incluso la gran suerte de saludar y que también serán historia de la ciudad.

Ya sabía esto cuando me cruzaba con D. Gonzalo Torrente Ballester, otra de esas personas que han engrandecido a nuestra ciudad.
Era frecuente encontrártelo por la Gran Vía, la Plaza Mayor, el café Novelty, etc.


Su figura era muy singular, con su bastón y sus gafas oscuras, 
¡tan características en él! y ¡qué decir de su boca! siempre como esbozando un silbido. Todo el mundo le conocía, le saludaba. Estas personas se hacen un poco de todos.

Fue pregonero vitalicio de la feria del libro de Salamanca, cuando el pregón se daba desde el balcón del ayuntamiento, todo era bullicio y algarabía, una fiesta en definitiva.

Hasta hace bien poco, contábamos también con la presencia de D. Manuel Fernández Álvarez, gran historiador, conocido sobre todo por el gran éxito que cosechó con su libro: "Juana la loca, la cautiva de Tordesillas".
Era un transeúnte habitual de la calle Zamora, y asiduo al Ateneo, que era para él como una segunda casa, allí echaba sus partidas de ajedrez, al que era gran aficionado.
Daba conferencias que lo acercaban al público lector, con el que siempre se mostró muy cercano.


Fue premio de Ciencias sociales y humanidades de Castilla y León, pertenecía a la Real Academia de la Historia y se le concedió la Medalla de oro de la ciudad de Salamanca, entre otros muchos reconocimientos.

Todos ellos, Unamuno, Torrente Ballester y Fernández Álvarez, fueron salmantinos de adopción, pues nacieron en otras tierras y avatares del destino, los trajeron aquí, engrandeciendo esta ciudad.


Unamuno era vasco, D. Gonzalo gallego y D. Manuel era madrileño. Sus respectivos trabajos en la docencia les acercarían hasta la ciudad del Tormes, en donde los tres eligieron vivir y morir y donde su alma estará para siempre.

El ayuntamiento dedicó la "30 Feria del libro" a Torrente Ballester, coincidiendo con el centenario de su nacimiento: 1910 -2010.


Por tal motivo se desplazaron hasta aquí, amigos queridísimos suyos, con el fin de que conociéramos mejor su obra en unos casos y al hombre en otros y algunas anécdotas que lo caracterizaban  y humanizaban .
Coleccionaba teteras, bastones, hablaba a los magnetófonos, con los que tuvo una gran relación de trabajo y era padre antes que escritor y docente.
Me quedo con el mundo de su infancia, con Serantes y la casa de su abuela, donde creo que se fraguó el escritor que sería después.


Y mi D. Manuel, al que conocí, al que traté sobre todo por carta, la persona más sabia y humilde  que he conocido. A él lo eché mucho de menos en esta feria del libro a donde hubiese acudido a firmar su último libro sobre la Historia de España, pero un mes antes le sobrevino la muerte, dejándonos a todos muy apenados pues no lo esperábamos.  

A Gonzalo Torrente Ballester, en el 2010 además de dedicársele la Feria del libro, se le erigió una escultura delante de la biblioteca que lleva su nombre, se le dedicó una avenida, y se puso a un parque el nombre de una de sus novelas  "Parque de Los gozos y las sombras", todo está en Garrido.

Si a D. Gonzalo se le dedicó la 30 feria del libro, la 32 feria del libro, ha honrado la figura de D. Miguel de Unamuno, coincidiendo con el "Año Unamuno" y con el 75 aniversario de su muerte.
















Se le ha nombrado "Hijo adoptivo de la ciudad" y se le ha otorgado la Medalla de oro de la misma.

También se le han rendido un sinfín de actos con el fin de dar a conocer mejor su figura, desterrando viejos tópicos que han acompañado siempre su figura, y poniendo el empeño en  que se le conociera mejor, tanto su lado humano como de escritor, donde ha quedado patente que el mejor Unamuno es el poeta, así también lo sentía él.
¡Qué orgullo para Salamanca estos tres hombres ilustres!





Mi último reconocimiento es para el poeta leonés Antonio Colinas, mucho más joven que los anteriormente citados, pero no por ello menos importante.
También es "Hijo adoptivo de la ciudad de Salamanca" por tanto salmantino de adopción, y "Medalla de oro de la ciudad".





Antonio ha cogido el relevo a Torrente Ballester, y es ahora el pregonero vitalicio de la "Feria del libro"  la gente de las letras esperamos su pregón siempre certero y lección magistral de literatura, poesía, belleza, vida…


Espero que los salmantinos sepamos arropar a este poeta como él se merece, y más ahora en estos tiempos difíciles que nos están tocando vivir.
¡Antonio Colinas!
Un grandísimo poeta, orgullo de Salamanca y que todavía tiene mucho que decir con su obra. 

1 comentario:

  1. Tan pegadogioca como amena esta entrada. Has tenido la suerte de conocer personalmente a casi todos los autores, y se te nota entusiasmada y agradecida. Yo te conzco a ti, y diria que los afortunados han sido ellos. No te canses nunca de seguir investigando y publicando en este blog. Como salmantina, te agradezco infinito estas lecciones de cultura literaria que nos das con tanto cariño.Bss.manuela.

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